...............Y cuando se encienden las antorchas, y los hombres caminan por los suelos de arena bajo las bóvedas resonantes, ah, entonces gemas y cristales y filones de mineral precioso centellean en las paredes pulidas; y la luz resplandece en las vetas de los mármoles nacarados, luminosos como las manos de la Reina Galadriel. Hay columnas de nieve, de azafrán y rosicler, talladas con formas que parecen sueños; brotan de los suelos multicolores para unirse a las colgaduras resplandecientes: alas, cordeles, velos sutiles como nubes cristalizadas; lanzas, pendones, ¡ pináculos de palacios colgantes !
Unos lagos serenos reflejan esas figuras: un mundo titilante emerge de las aguas sombrías cubiertas de limpios cristales; ciudades como jamás Durín hubiera podido imaginar en sus sueños, se extienden a través de avenidas y patios y pórticos, hasta los nichos oscuros donde jamás llega la luz.
De pronto ¡ pim ! cae una gota de plata y las ondas se encrespan bajo el cristal y todas las torres se inclinan y tiemblan como las algas y los corales en una gruta marina. Luego llega la noche: las visiones tiemblan y se desvanecen; las antorchas se encienden en otra sala, en otro sueño. Los salones se suceden, un recinto se abre a otro, una bóveda sigue a otra bóveda y una escalera a otra escalera, y los senderos sinuosos llevan al corazón de la montaña. ¡ Cavernas ! ¡ Las Cavernas del Abismo de Helm !
¡ Feliz ha sido la suerte que hasta aquí me trajo ! Lloro ahora al tener que dejarlas.


" El Señor de los Anillos "
J.R.R. Tolkien


lunes, 29 de octubre de 2007

RUMANIA IX Expedición Internacional. Centro Elfo.

RUMANIA
IX Expedición Internacional a Rumania
realizada por el Centro ELFO.

Los miembros del Centro ELFO, Josefa Alcaina López, David Martínez Gracia, José Olivares, Maite Cuenca Martínez, Álvaro Luis Martínez Ferrín, María Esther Romero Gracia y Javier Alacid Serrano han llevado a cabo su novena y más importante expedición internacional a Rumania realizada por Murcianos.

La Aventura.
el inicio.
Comienza nuestro viaje a las 5 de la mañana desde la céntrica Plaza de Sto. Domingo en Murcia, tras cargar la última de las pesadas mochilas y ocupar las plazas del furgón. Sobre las 4:30 de la tarde arribamos a la Junquera con lo que dejamos atrás la piel de Toro e iniciamos la verdadera aventura por Europa.
Cerca de Marsella decidimos parar en un área de descanso para tomar un café después de unas incalculables horas al volante; aquí recogimos información sobre las autopistas de Francia en una galería comercial en la que compramos un poco de queso y pan para la tardía merienda que íbamos a realizar. El aguado café que al cambio supuso pagar unas 300 ptas. por cada uno, fue motivo más que suficiente para iniciar la huida dirección Italia. De nuevo en ruta sobre las 12:30 de la noche llegamos a un área de descanso pasado Niza, allí decidimos cenar, instalar las hamacas y descansar.
El segundo día de viaje empieza con la corta noche colgados durmiendo en la hamaca y al despertar un corto desayuno nos espera y de nuevo en camino. Cruzamos la frontera de Italia sobre las 10:30 de la mañana y fue el comienzo de una larga sucesión de túneles que conducen hasta Génova para proseguir por más túneles hasta Brescia. Dirección Venecia en Trieste vimos los Dolomites. Dolomites o la roca blanca y dura por la cual recibe su nombre la dolomía; aun cuando de lejos su visión, ansiamos recorrer sus aristas en busca del profundo soterraneo pero también para la practica de las vías de escalada que se dan por esta zona y que son una verdadera tradición, las vías ferrata, vías de escalada con peldaños metálicos y con grandes cables que posibilitan el ascenso a casi cualquier persona con un mínimo de experiencia. Proseguimos a la última población de Italia: Tarvisio punto de la frontera con Austria. Con unas autopistas enrevesadas para llegar a Kormend; sobre las 12:30 de la noche para presentar los pasaportes y el visado, cosa que a tal hora resulto muy rápido. El guardia de frontera preguntó qué de donde veníamos; al indicándole que de Murcia ; devolvió los pasaportes y nos deseo buen viaje.
Proseguimos camino a la población húngara de Szeged intentando no pasar por Budapest lo que desde luego supuso realizar un trayecto por carreteras de 4º orden con pistas con menos roderas que en años anteriores y un tráfico rodado con camiones de los años 50 o similar con remolque, los cuales ralentizaban la velocidad a unos 80 a 85 km\h. en unas largas carreteras en las que no se podía ver cruce alguno o perpendicular para poder escoger una variante distinta.
Hungría es un país casi plano, solo aparecen algunas escasas montañas de pequeño tamaño que rompen un poco el llano paisaje de plantaciones de maíz, vid y ajos.
Pueblos con casas bajas de techos negros a dos aguas, entre casa y casa aparece un pequeño huerto por donde algunas gallinas y gansos se pasean. En casi todas las grandes ciudades aparece el carril bici y proliferan bicicletas por doquier.
Nuestro destino es Nadlac, punto de frontera con Rumania, cuya llegada se hace a las 12:45 p.m. Una larga cola de vehículos aparece en un lugar, unido a la lentitud con la que los guardias de la frontera húngara sellan los pasaportes, unido a la tremenda parsimonia con la que los guardias rumanos se dedican a revisar vehículo por vehículo, puede llegar a ser un poco desesperante. En ese preciso momento surgió la necesidad de las necesidades. Una antigua caseta de madera situada al borde de la carretera junto a un polvoriento bar, admite, previo pago de unas monedas saciar la inquietud.
En la puerta recordamos de una anterior ocasión a la señora de aspecto mayor, de tez arrugada, pelo blanco y bien rellena que actúa en forma de celosa funcionaria guardián. En una anterior expedición le habíamos entregado unas monedas que de nada servían y que las tiro al suelo con mucho desprecio, para evitar esa situación y ver si por fin salían de sus labios una sonrisa, decidimos darle 1000 forintos y el efecto fue casi inmediato. Hasta pregunto de donde veníamos y nos dio las gracias en español.
Sobre las 3:30 p.m. nos hallamos en el espacio entre Hungría y Rumania o sea en tierra de nadie. A las 4:00 p.m. seguíamos en tierra de nadie detrás de un camión naranja frente al río Murusel y "duty free shop", que vende tabaco como si fueran churros. Lo que antaño era una estación abandonada ahora había resurgido y estaba en plena actividad.
Aun cuando se siguen sucediendo los jugosos intercambios de diversas materias entre coches o camiones rumanos y vehículos alemanes o italianos que cargan desde televisores, lavadoras, vídeo cámaras, bicicletas (las menos claro).
Álvaro se adelantó para agilizar el trámite de los visados y poder pasar lo antes posible puesto que ya 5 horas de espera en la frontera iban pareciendo demasiadas. La guardia de la frontera pregunto todo, si tenía hijos, si estaba casado, si iba a ver algún pariente, de donde venimos, a donde vamos. Era ya una cuestión de paciencia y mucha. Pagamos los 35 US$ del visado en el banco que se halla y no por casualidad justo en frente de la caseta de la guardia de la frontera y acto seguido y hallados en tierra rumana.
Un cambio de paisaje profundo, algunas montañas surgían en el horizonte y se observaba y sentía la bella impresión de retroceso en el tiempo; las gentes siguen vistiendo con trajes oscuros.
La maquinaria agrícola que se puede ver por los extensos campos son tractores con ruedas metálicas surcadas con cuñas para evitar que se puedan atascar en el barro y que recordaban a los primeros tractores rusos que comenzaron a fabricarse durante la revolución industrial. Aun cuando ya se observan buenos cambios y progresos en este sentido
En pueblos, parecidos a los húngaros, aparecen casas de planta baja con techos rojizos y con pequeños huertos por donde se pasean gallinas y gansos que en ocasiones cruzan la carretera, con lo que el tráfico se ve regulado por estos animalitos a falta de semáforos en las travesías de las pequeñas ciudades.
Cosa del todo graciosa y curiosa ya que ver un grupo de gansos cruzando una carretera nacional con toda tranquilidad es algo muy habitual en Rumania pero algo inusual en España, salvo en el norte por donde son las vacas las que invaden la calzada.
Tras tardar cerca de 4 horas en recorrer 160 km. llegamos a la ciudad de Deva, donde todos insistieron en parar para probar un café. Antaño realizados como los americanos y que un modo alguno eran buenos para el estómago ya sentaban como una patada. Pudimos parar en una cafetería con máquina como las que hay en España en cada bar y así poder sentirnos un poco en casa, para tomar café claro. El precio fue algo elevado aunque mereció la pena ya que desde hacia más de dos días no habíamos tomado un buen café.
Tras realizar 3.500 Km. cruzando los países de Francia, Italia, Austria e Hungría, a la entrada a Rumania nos dirigimos hacia uno de los más importantes balnearios de época romanos situados en la ciudad de Calan punto de encuentro para recibir a los espeleólogos Horia Mitrofan, Mura Mitrofan y Raluca Mitrofan, quienes se unen a la expedición murciana. En el balneario de Calan se aprecia la terma romana, una gran pileta natural a la que se le ha tallado en la roca una exclusa para formar una pequeño lago artificial. Se han construido varias piscinas con diferentes temperaturas que hacen las delicias de los bañistas. También hay un hotel que nunca termina de construirse pero en el que por los menos se puede desayunar por un módico precio y con un buen servicio.
La familia Mitrofan había pasado la noche en las cabañas del lugar y como habíamos llegado sobre las dos de la mañana a visitarlos, nos invitaron a quedarnos, aunque preferimos ir a la vecina ciudad para instalarnos en otras cabañas.
Comienza, tras una larga noche de dormir en unas cabañas de madera con algunos inquilinos de más como los mosquitos, para llegar a la capital de la jurisdicción de Gorj.
En la población de Tirgu Jiu, donde ese día se halla instalado el mercado, Horia y Mura deciden comparar alguna comida y el excelente pan que se cocina por estos lares. En mercado donde hay de todo, productos nacionales y de importación a precios muy superiores a los del resto de Europa. Los precios nacionales son muy buenos. Tras comprar algunas viandas nos dirigimos hacia Runcu.
RUNCU
Runcu era la antigua villa de recreo del último Rey de Rumania. Nos acercamos a ver la villa de verano y por supuesto el lugar donde solía pasear, cerca del único manantial kárstico de la zona y donde se halla ubicado un molino y su molinero.
Un pueblo situado en el corazón de los Cárpatos Meridionales en la jurisdicción de Gorj cuya capital es Tirgo Jiu y que forma parte de la región de Oltenia. Oltenia es una de las regiones más pobres de Rumania ya que su economía está basada de forma casi en exclusiva en la agricultura.
Runcu es un pueblo de casas bajas de tejados de teja roja colonizada por los líquenes. Casi cada casa posee su patio en el que hay un pequeño granero y un corral para el ganado. Muchas familias poseen un par de caballos que son usados para labrar la tierra y también para tirar de los carros.
Runcu muestra su lado acogedor al visitante que al contrario que nosotros visita en pocas ocasiones la Rumania más profunda y rural. Muchas familias poseen rebaños de ovejas y cabras las cuales pastan en el valle de Sohodol y adyacentes. Una parte de la tradición de estas tierras es repartirse el cuidado del rebaño por lo cual cada semana se turnan varias familias. Cada una de estas obtiene en compensación la leche de todo el rebaño durante el tiempo que las ha cuidado, para hacer quesos, los cuales están destinados al consumo personal.
Este método de explotación ganadera es una ayuda económica para las familias menos pudientes del estado y está consentido y es practicado por casi toda Rumania.
El molinero del pueblo de Runcu, situado en el área de Gorj en la región de Oltenia, quien con 89 años todavía trabaja en su molino, construido por el gran abuelo de su abuelo con mucho esfuerzo y sin clavos -según relata- hace ya más de 400 años. No obstante nos cuenta que tras la electrificación realizada en los años 40, tuvieron que mejorar el techo con planchas de zinc y tapar la fachada y por ese motivo tuvieron que emplear clavos para dotar de solidez a estos nuevos elementos en el molino.
El molino se abastece de agua de una surgencia kárstica próxima en la que frecuentemente las mujeres del pueblo se dedican al lavado de las prendas más grandes que durante el invierno no ha sido posible. Para ello sumergen las alfombras en el agua y las restriegan con la arena del río y las frotan con unas redondeadas piedras una y otra vez.
La experiencia es sin duda única no sólo ya por el hecho en si de poder contemplar ciertas maravillas de la madre Naturaleza sino el estrecho contacto con las personas que habitan en pueblos o pastores y que suponen aprender parte de su cultura.
Lo más importante de una expedición es la sonrisa que se recibe de las personas que nos encontramos y están deseando contarnos algunas historias y compartir amistad y un poco de comida, que es lo que no les sobra.
Una visita obligada es a la oficina de correos y teléfonos de Runcu, donde se halla una centralita de 1945 con cien líneas para todo el pueblo y cuya operadora tramita con gran agilidad todas las llamadas. La mujer de la centralita a quien le realizamos varias fotografías nos solicita que le enviemos algunas para que pueda exponerlas en su oficina y para que se acuerde de que somos los primeros españoles en visitarlos.
Sin duda interesante, es que la zona es frecuentada por algunas familias que viven a más de 30 Km. de la zona y que van de forma expresa a lavar sus mantas y alfombras y como medio de locomoción utilizan sus adaptados carros rumanos para ello, esto representa un singular desfile para aquellos que como nosotros vemos la vida con mucha curiosidad.
Una mujer, la cual fotografiamos pidió que le enviásemos una fotografía ya que no posee ninguna de la zona ni de ella lavando la ropa. Mientras tanto siguió lavando las alfombras de su casa que según nos cuenta fueron tejidas en el telar familiar por su abuela hace más de 50 años. Cada verano se acercan varias veces para lavar todas las alfombras de la casa ya que durante el invierno se halla la surgencia cubierta de nieve y es imposible transitar con los carros por los desfiladeros desde Valea Mare situada a tan sólo 4 Km. de Runcu.
Tras compartir algunas horas de charla con el molinero, en la que nos cuenta la historia del molino y algunas guerras vividas nos despedimos para seguir camino a través de una pista forestal para adentrarnos en el valle de Sohodol.
Valle kárstico del que emanan tres manantiales principales que abastecen de agua a la capital de la jurisdicción de Gorj, Tirgu Jiu. Un gran tubo de hierro en que aparecen algunos agujeros que sirven de improvisada ducha donde los muchachos del pueblo juegan, recorre gran parte del valle.
Un camino forestal lleno de baches que se adentra también en las zonas de explotación maderera que hay en estos bosques de grandes robles y álamos.
En algunas zonas la espesura del bosque a penas deja pasar la luz que se torna verdosa por el follaje. En muchas zonas el río remansa creando lagos de cristalina agua.
Al llegar al campamento nos recibe Cornel, un reputado espeleólogo en Rumania gracias a sus fotografías y a los descubrimientos que ha realizado en la zona.
En un claro del bosque y cerca del río Sohodol que lleva muy poca agua, se ha situado el campamento con una gran hoguera y un caldero colocado en el centro de ésta, que se asemeja más a un akelarre que a una reunión de espeleólogos.
Al día siguiente, aun no repuestos del todo del largo viaje, lo dedicamos ha realizar el ascenso al monte Plesa. Cerca del campamento se extiende una explotación maderera y grandes claros contrastan con un denso bosque de robles y álamos; ascendemos por una aterciopelada alfombra de grama en los que brotan bloques calizos colonizados por multitud de líquenes rojizos y entre cuyas grietas surgen algunas flores amarillas o dientes de león. Grandes robles cubre el valle y los árboles no dejan ver el vasto bosque. Desde la cumbre de Plesa se divisan las enormes paredes del valle de Gropu. Donde el agua ha horadado grandes cavernas y abrigos que sirven de refugio esporádico para el ganado que pasta por estos montes. Una alisada caliza, grandes morrenas, circos glaciares, lagos alpinos; todo conjuntado con una atractiva naturaleza. Una cabaña de pastores situada en lo alto sirve de refugio temporal para los pastores que durante el verano realizan unos buenos y fuertes quesos que los utilizan para el consumo personal y para ayuda de la economía familiar.
Muchos cerditos deambulan por el lugar y la mujer que se halla en la cabaña nos recibe y nos ofrece un siuka, bebida nacional de Rumania, realizada a base de frutas y que tiene en ocasiones unos 70º grados de alcohol. En esta ocasión sólo llevo a los 40º grados de la primera destilación. Según la mujer repone el espíritu y las ganas de vivir entre otras cosas aparte de reponer el apetito sexual y que según ella funciona muy bien.





















La Primera Exploración.
La cueva de Floriilor
Entre las muchas cavidades investigadas y exploradas en el transcurso de la expedición, la singular belleza que posee la cueva de Floriilor cuyo nombre significa cueva florida y que halla situada en el valle de Macris, es la que más nos ha cautivado y en la que se procedió a un levantamiento topográfico.
Comenzamos un duro ascenso entre la hojarasca de un bosque de álamos para alcanzar un farallón rocoso en el aparecen multitud de oquedades. Ceca de una gran concentración de álamos situados allí debido a que durante ciertos periodos del año emana de la cavidad grandes cantidades de agua que pasan a engrosar el río del valle de Macris, se halla una pequeña y estrecha oquedad que de inmediato deja paso a estrecho corredor que se desarrolla por un cruce de diaclasas de forma laberíntica y que alcanzan tras un recorrido de más de 30 metros la galería principal del sistema a la que se accede a través de una ventana situada en el centro de esta. Estas diaclasas se encuentran holladas y pulidas por el paso de agua formando surcos en las paredes y a lo que se denomina golpes de gubia.
Tras la ventana surge una pequeña estancia y punto donde se halla una estrecha galería en forma de codo que finaliza en otra ventana de reducidas dimensiones por la que se ha de adaptar a cuerpo para poder franquearla. Es entonces cuando la galería se abre y muestra sus encantos, aparece un verdadero bosque de formaciones minerales con columnas, estalagmitas y estalactitas de diversos colores y tamaños.
En una sala que bifurca para tras un recorrido que supera los 50 metros, desembocar en otra sala, se halla colonizada por grandes coladas blanquecinas que se extienden desde el techo situado a más de 10 metros. Donde desembocan ambas galerías surge un gran pasillo con paredes tapizadas por estalactitas de variopintos colores y cuyo suelo es una sucesión de grandes piletas por la que el agua rebosas hasta la siguiente y así sucesivamente hasta alcanzar el sumidero de la cavidad situado en un lateral de esta galería y que se estrecha de forma paulatina hasta hacerse impenetrable. El pasillo continua hasta alcanzar una gran estancia alargada en la que aparece una manto blanco de caliza formando una subterránea playa. Tras esta sala aparece la surgencia de la cavidad, donde se conforma una salita con el suelo cuarteado. Una curiosidad de esta cavidad, es que el estrato superior y más antiguo es de arenisca y el inferior y más joven es calizo.
LAS MONTAÑAS
flora y fauna
Las Montañas de Piva y Plesa ubicadas entre montes Vilcan y Retezat, constituyen una de as cadenas montañosa más altas de los Cárpatos Meridionales.
Situados entre los cursos de Mures, Strei Jiu y el Danubio y al lado de los macizos de Fagaras y Bucegi, destacan por ser los más bellos de los Cárpatos gracias a los circos y a los lagos glaciares.
El Lago Bucura con una superficie de 8,86 ha. y una profundidad de 15,7 metros es el lago glaciar más importante de los Cárpatos rumanos; no obstante el Lago Zanoaga con una superficie de 6,50 ha. detiene el récord con 29 metros de profundidad. Existen en los montes de Retezat unos 100 lagos glaciares.
Los Montes de Plesa y Piva constituyen el extremo sur de los Alpes de Transilvania. Situados más allá del desfiladero de Kazan y de las puertas de Hierro que atraviesan el Danubio, forman la unión entre los Cárpatos y los Balcanes. De fácil acceso, tanto por la llanura de Panoia como por la llanura del Danubio o la meseta de Transilvania, han sido explorados por numerosos científicos venidos de diferentes centros de investigación, sobre todo de Cluj-Napoca.
La diferente disposición de las laderas desempeña un importante papel en la variedad de los microclimas y en la distribución de la flora y la fauna.
Debido a la situación geográfica del macizo montañosa, la flora presenta algunas afinidades con la de los Balcanes e incluso con la de la lejana Asia Menor.
Esto se manifiesta sobre todo por la presencia de Brukenthalia spiculifolia, ericácea del piso subalpino, y también por la presencia del tomillo de los Balcanes (Thymus balcanus). En el piso alpino existen muchas especies del género Hieracium, que se ha diversificado considerablemente en hasta 30 especies endémicas.
El águila pomerana (Aquila pomarina) y el águila real (Aquila chrysaetos) anidan en las montañas, en las que también están presentes todavía el gato montés (Felis sylvestris) y el lince (Felis lynx).
También hay rebecos en ésta zona pero no es seguro que se trate de una población indígena. En los bosques viven algunas poblaciones numerosas de oso pardo (Ursus arctos) y de jabalí (Sus scrofa), así como una variada avifauna.


La Segunda Exploración.
Sima de Fata Lacului
Una destacada cavidad del valle de Lacului, tributario del valle de Sohodol es la sima de Fata Lacului, situada sobre una falla inversa, curiosidad de estos montes, en donde en la zona alta de la montaña se sitúa un lago kárstico que está directamente relacionado con la fractura que forma el sistema subterráneo y que de ser como la lógica indicaría, este lago debería situarse justo debajo de la sima y no encima.
Aflora cerca de unos enrraizados robles, la roca caliza salpicada por los líquenes y que cubre un hiedra, esconde desgarradora un agujero negro y profundo que produce la excitante emoción de temor al pensar que hemos de dejarnos engullir por él. Tras una estudiada y escrupulosa instalación la cual debemos prepara con un taco de expansión al no haber ningún anclaje artificial salvo el natural del gran roble al que anclamos la cuerda como seguro. Comenzamos uno a uno a descender por la cuerda que se pierde en la oscuridad lejana.
Como diminutos seres sobre un hilo de seda nuestros ojos se alzan para admirar una gran cúpula acampanada abierta en la que es fácil sentirse volar. Colgados de la cuerda al mirar a nuestro alrededor, la campana nos envuelve y arriba el sol que poca a poco se va perdiendo y se abre ante nosotros la tierra para descubrir su interior. Tras veinte metros de emoción nuestra vida colgada de una cuerda, al poner los pies en el suelo, se invaden nuestros ojos con las monumentales formaciones litogénicas que el agua ha salpicado con el tiempo estando forradas de verde musgo y una extensa alfombra en la que surgen algunos dispersos hongos que cubre el suelo vistiéndolo de exóticos contrastes.
Entre las grietas de estas columnas crecen tímidas, hiedras, helechos y líquenes profiriéndole de mucha más vida a esta maravilla arquitectónica natural. Toda la estancia se iluminada por un haz de luz que según la inclinación del sol, incide en la formaciones, techos y paredes mostrando un espectro verdoso y creando un espacio de claridad y oscuridad entre luces y sombras crecientes y decrecientes que se pierden entre pasillos y estalagmitas.
La colosal estancia posee unas dimensiones que superan los 15 metros de diámetro; rodeada de pequeños roquedos colonizados por estalagmitas junto a las paredes y salpicadas todas por un predominante color verde.
Conforme nos adentramos en ella el clima va cambiando y el calor del exterior va perdiéndose hacia un húmedo y frío ambiente; hacia el Oeste se abre una ancha y sinuosa galería, presidida por dos gigantescas columnas de color blanquecino que dejan paso a un pasillo descendente entre enormes piletas o gours talladas cual peldaños asimétricos truncados. La galería se encuentra adornada por arabesca columnas de más de 2 metros de diámetro de color marrón rojizo y decorada de penetrantes estrías ondulantes, surge aquí el acercamiento expectante y la admiración hacia tal engendro litogénico, del que nuestra impresión óptica recoge la memoria como mejor recuerdo.
Desde aquí un paso a través de formaciones y parecido a un pórtico, entrada ésta inferior a un salón al que se accede tras bajar por una gran colada rojiza, semejante a una enorme ciudad colgante plagada de torreones que brotan de la roca compitiendo en altura y tamaño.
El suelo marrón de ésta estancia se halla calcificado y cuarteado formando pequeños cuadritos lisos y abrasivos; toda ella se encuentra inclinada con una suave pendiente a la que se desciende para llegar a una estancia contigua salpicada de grandes coladas y estalagmitas y de la misma dimensión que la sala de entrada, aparecen entonces formaciones parecidas a unas rocosas fauces con punzantes estalactitas como afilados dientes. En el extremo de la sala aparece un impenetrable sumidero por el que las aguas se pierden por insondables pasadizos lenta e inexorablemente.
La oscura negrura, quebrada por unas débiles luces; un terciopelo negro y suave acaricia el rostro mientras avanzamos hacia el final de la cavidad donde se nos muestra el panorama subterráneo sencillamente bello.
Nos damos cuenta y nos preguntamos porque debajo de nuestros pies y por nada más que unos agujeros en el suelo existe un mundo desconocido y fantástico. Un poco científicos un poco aventureros nos adentramos en el interior de la tierra para descubrir un maravilloso mundo escondido a los ojos del resto de la humanidad. Nos damos cuenta que la sala es la obra perfecta de la arquitectura natural, de hecho cualquier cavidad por sencilla que sea lo es.
En silencio y con el transcurso de siglos se han levantado impresionantes catedrales de piedra, aquí ante un espacio tan abierto y a la vez tan oculto en la corteza terrestre, nos damos cuenta que estas maravillas del arte natural, deben ser protegidas como el mejor legado a las generaciones futuras.
En la sala de entrada a la sima se pueden encontrar multitud de huesos del oso de las cavernas, extinto hace más de 10.000 años. Muchos yacen la misma posición en la que perecieron y permiten pensar que no hace mucho, esos enormes plantígrados todavía recorrían estas montañas. Este hallazgo permite pensar que hace muchos siglos la cavidad podía poseer alguna otra entrada y que hoy en día puede hallarse fosilizada por el carbonato cálcico.
La Tercera Exploración.
La sima de Urloi
Situada en pleno centro del monte Plesa, la enorme boca de entrada a la cavidad es visible desde kilómetros. Un agujero desgarrador con más de 40 metros de diámetro.
Una larga senda transitada por los rebaños de ovejas y cabras de la cabaña de pastores del monte Plesa bifurca y conduce hasta la entra superior de la sima. Un gran macizo de dura roca caliza se yergue. Comenzamos a anclar la cuerda a los grandes robles que hay cerca de la entrada para adentrarnos en un único descenso de 60 metros para llegar hasta el fondo. Todo el pozo rodeado por hiedras y algunos árboles colgados del abismo, se encuentra iluminado por la luz del sol que penetra hasta posibilitar la visión del suelo de la estancia gracias a sus tremendas dimensiones.
El descenso en volado absoluto permite ver la suave roca caliza de las paredes situadas a escasos metros durante la bajada pero imposible de tocar o adherirse a ella. El descenso finaliza en una estancia de dimensiones casi cuadradas, de más de 50 metros.
En algunas zonas de las cavidad se encuentran dispersos huesos y cráneos de los que antaño fueron los osos de las cavernas y que poblaron estos montes
Lustros atrás el mundo de subterráneo de simas, grutas y cuevas estaba reservado a espíritus aventureros y decididos y a los amantes y estudiosos del temática espeleológica.
Se trataba de un mundo prohibido a la mayoría de los mortales; quienes se aventuraban por las entrañas de la tierra eran tachados de locos o de visionarios cuando regresaban con las retinas ahítas por las esplendorosas maravillas contempladas y relatando las rarezas pétreas que habían descubierto. Una actitud contradictoria ya que las cuevas fueron antaño el único hábitat del ser humano, una vivienda y un refugio seguro. Es evidente que se inicia un abandono gradual para vivir en construcciones, por lo que pasan a ser destinadas como necrópolis o santuarios.
Comienza entonces durante el siglo XIX el desarrollo de trabajos sobre espeleología de estilo clásico, más corazón que medios y más científicos que turistas.


Descenso de Cañones
Las Gargantas del Gropu
Uno de los fenómenos kársticos más importante y palpables de la zona son las gargantas del Gropu, tributarias del valle Sohodol, palabra eslava que significa valle seco. Nacidas en el monte Piva este curso de agua ha perforado un cañón entre los macizos de Plesa y Maciovela entallando profundamente la roca calcárea, esculpiendo la dolomía y modelando un paisaje de desfiladeros, circos, cascadas y el caos. Paso a paso impasible y bondadoso, suave en verano y impetuoso en invierno tras las lluvias de la primavera, el río Gropu baña y en ocasiones inunda las aldeas de Bucium y Runcu.
Grandes gargantas, tortuosas y esculpidas como a golpe de cincel dejan paso a bellas cascadas rodeadas de una espesa vegetación de abetos, álamos y algunos robles. De forma evidente se nota un cambio de vegetación debido a la estrechez y encajonamiento de este singular cañón tributario del valle Sohodol.
Tras incorporarse al grupo varios miembros de la Asociación Nacional de Salvadores de Montaña o Asociata Nationala a Salvatorilor Montana de Tirgu Jiu, estos se hallan interesados que les acompañemos a realizar la travesía por el cañón del Gropu. Para lo cual disponen de una vehículo todo terreno que puede llagar hasta las zonas más remotas para poder abordar el descenso del cañón desde el inicio. Inician un recorrido hasta la vecina población de Bilta para dirigirse hasta la cabaña de pastores de Poiana Scarisoara.
Desde esta cabaña se inicia un suave descenso por las frondosas altiplanicies del monte Piva hasta llegar al comienzo del cañón donde surge la roca caliza y una cavidad conocida como Pietrele Alba, por ser de paredes de piedra blanca. Anclada la cuerda a una gran abeto que surge en el estrecho cañón es el punto de partida de una descenso de una cascada que forma gradas con escalones irregulares y que finaliza en el primer lago de este cañón de más de 6 Km. de recorrido, que ha de ser nadado hasta el extremo donde comienzan largos trechos que se hallan secos o con pequeños lagos por los que corren pequeños hilos de agua. Grandes resaltes surgen los cuales algunos deciden saltar al haber lagos debajo y proseguir entre grandes lagos hasta llegar a los remansos del río donde se decide hacer una parada para comer y reponer fuerzas y donde se pudo observar las huellas recientes de un oso dejadas en la piedra y en la arena. Esto supuso continuar el trayecto hasta llegar a la gran cascada de más de 20 metros de altura por la se precipita el agua con un gran estruendo y que da origen a un enorme lago. El cañón continua entre grandes rocas redondeadas del lecho por donde vuelve a surgir el río caudaloso y que contacta con el valle de Sohodol para el engrosar el cauce
Castillo de Bran.
La Leyenda.
Después de nuestra estancia en Runcu, nos dirigimos hacia la ciudad de Bran en donde se halla situado el famoso Castillo de Vlad Tepes conocido como el Castillo de Drácula. Situado a 30 km. de Brasov, entre los montes Bucegi y Piatra Craiului; el Castillo de Bran es un importante monumento nacional representativo del turismo rumano, debido a su belleza, a su paisaje, y a la leyenda del Conde Drácula cuyo fantasma habita todavía entre sus plazas.
El primer testimonio documentado del Castillo de Bran es el acta del 19 de Noviembre de 1377 por la cual Luis I de Anjou acuerda dar a los habitantes de Brasov el privilegio de construir la ciudad " por su propio trabajo y por su propio bolsillo ". A cambio el rey confirma la subordinación de 13 localidades a la ciudad de Brasov. La ciudad de Bran es conferida al mandato de un señor depositario también de atribuciones jurisdiccionales y poseedor de una guarnición permanente de arqueros. Entre 1419-1424 la ciudad cae en posesión de Sigismond. A finales del siglo XV, el castillo de Bran se halla subordinado a la autoridad del conde del condado de Szeklers, responsable de la defensa del Sureste de la Transilvania desde que la región de Jancu de Hunedoara y la fortaleza pasarán a dominio del Vaivodo de Transilvania.
El primero de Diciembre de 1920 el concejo del pueblo de Brasov dona el castillo de Bran a la reina María de la Gran Rumania, como símbolo de gratitud por su contribución por la gran unión del 1 de Diciembre de 1918. Entre 1920-1927 el castillo de Bran es restaurado bajo la dirección de Carol Liman, arquitecto de la Corte Real, quien lo transforma en una bella residencia de Verano rodeada de parques, avenidas de paseo, un lago y fuentes; también construyo la Casa de Té de la reina María.
En 1938 la reina María deja en testamento el castillo de Bran y el dominio entero a su hija la princesa Ileana, quien fue su señora hasta 1948.
Después de la expulsión de la familia real en 1948, el castillo de Bran pasa a ser propiedad del estado rumano, quedando abandonado y vacío por cierto tiempo. Particularmente acondicionado es abierto en 1956 como Museo de Historia y Arte Medieval. Debido a su avanzado estado de deterioro, en 1987 comienza su restauración, estando hasta la fecha sin concluir.
" Tiempo atrás grandes y maravillosas cosas se contaron y escribieron acerca del Príncipe Drácula " ( crónicas austríacas )
El inminente historiador rumano Nicolae Iorga, quien habla de la famosa ruta comercial que procedente de la boca del Danubio y que cruzaba los Cárpatos a través de la garganta de Bran, comenta con gran fascinación que " no hay otra ruta tan hermosa como ésta ".
El pasaje de Bran, considerado como el más importante cañón de los Cárpatos sureños, ha sido utilizado antes de Cristo en relaciones de comercio por griegos y dacios; valiosos bienes tales como el aceite de oliva y el vino transportados en barriles de madera fueron pasados a través de las montañas por Bran.
Durante la segunda guerra ocurrida durante 105 - 106 para conquistar Dacia, una de las legiones romanas cruzó las montañas a través del pasaje de Bran.
La importancia militar y estratégica de la prospera ruta llamada a posteriori la ruta del rey, la ruta de la aduana o la ruta recta siguiendo la antigua carretera romana viniente del Danubio se fundió en la ruta TRANSALUTANUS.
Para poder proteger el cañón y el pasaje, se construye en 1377, la fortaleza de Bran, posiblemente en la misma plaza donde se hallaba una antigua fortaleza de madera erigida en 1211 por los caballeros Teutonic, en el borde transilvano del pasaje donde se encuentran las montañas de Bucegi con las montañas de Piatra Craiului.
Aquí en estas montañas yace una leyenda imperturbable, la del conde Drácula hijo de Vlad Dracul, conocido como Vlad Tepes el empalador.
Desde la villa medieval de Bran proseguimos hacia la villa medieval fortificada de Sighisoara, lugar donde naciese o viviese entre 1431 y 1435 Vlad Tepes -antes de convertirse en Príncipe de Valaquia- conocido como Drácula o Dráculea por ser hijo de Vlad Dracul. Una placa situada en una casa en la plaza donde se halla el torreón de puntiagudo techo rojo con un gran reloj, recuerda el hecho.
Sighisoara es una de las villas rumanas más pintorescas situada en el valle de la Gran Tirvana, tanto sobre la margen derecha, abrupta, como sobre la margen izquierda que forma un anfiteatro natural dominado por el espolón sobre el que fue construido la fortaleza medieval. La zona respectiva fue habitada desde tiempos inmemorial, como testimonian los recientes descubrimientos arqueológicos: aglomeraciones de la población autóctona desde el siglo III hasta el siglo XIII; localidad daco-romana del siglo IV-VII; vestigios de un campamento romano del siglo III, descubierto sobre la plataforma de Podmoale.
Después de la emigración de los colonizadores sajones a esta región, la localidad mencionada en 1280 bajo el nombre de Castrum Sex, comienza a adquirir un carácter medieval. Parece ser que en sus principios se trataba de una modesta fortificación alrededor de la cual se desarrolla la ciudad; mencionada como "civitas" en un documento de 1407.
Durante el siglo XIV, Sighisoara era ya un gran centro artesanal en el que en 1376 se mencionan 25 oficios organizados en 19 corporaciones.
En el curso de los siglos la villa fue devastada por los Turcos en 1438; por los soldados de Gheorghe Basta en 1601; asediada por las tropas de C. Bathory en1611; incendiada en 1676, 1736, 1788; azotada por la peste en 1603, 1641, y en 1709; en cada ocasión la ciudad renacería de sus cenizas para convertirse en uno de los centros de oficio más importantes de Transilvania.
Sighisoara se impone igualmente a partir del siglo XVI bajo el aspecto cultural, en 1566 se menciona la presencia de una escuela mantenida por la villa: " dotada de profesores y de todas las ciencias y especialidades ".
Es aquí donde el cronista sajón Georg Kraus, autor de una amplia obra conocida como " Siebenburgische Chronik " en la que retrata los eventos que se desarrollaron en las tres principalidades rumanas durante la primera mitad del siglo XVII en el que viviese y cultivase su actividad. Los sucesos de la revolución de 1848-1849 se desarrollaron en su fase final en Albesti, localidad muy próxima a Sighisoara.
El 31 de Mayo de 1848, las tropas imperiales y las zaristas dirigidas por el general Lüders, libraron aquí la gran batalla contra la armada revolucionaría conducida por el general Bem.
Actualmente Sighisoara es un importante centro industrial al igual que una villa turística de fuerte atractivo debido a poseer una estructura urbana medieval bien conservada hasta nuestros días.



Cluj - Napoca
El Instituto de Espeleología
" Emil Racovita "
Uno de los puntos culminantes de cada expedición a Rumania reside en la ciudad sajona de Cluj-Napoca, lugar donde viviese el inminente biólogo Emil Racovita y fundase en 1920 el Instituto de Espeología* Emil Racovita y que es uno de los centros de estudio e investigación del mundo subterráneo más famosos de toda Europa.
El geólogo Emil Silvestru fue el encargado de recibirnos y de permitir ciertos estudios en la gran biblioteca acerca de la zona en la habíamos estado explorando e investigando. La publicación que nos ha servido de base ha sido la prestigiosa revista rumana de karstología Theoretical and Applied Karstology, que nos describe con detalle la zona del macizo calizo de Sohodol.
En la biblioteca del centro de estudios espeleológicos de Emil Racovita, existen ejemplares únicos escritos por exploradores del siglo pasado y de principios de éste, como tal es el caso del expedicionario y científico Amundsen a quien Racovita acompañase en la primera expedición científica a la Antártida en 1897 pasando 13 meses encallados en el hielo y dados por muertos; durante los cuales para que la moral del equipo no decayese, Amundsen y Racovita aparte de amenizar jornadas con caricaturas y dibujos de la tripulación, realizaron un minucioso estudio con bellos dibujos y fotografías de ballenas, convirtiéndose éste ultimo en el primer especialista mundial en ballenas. Emil Racovita fue el primer científico buceador y el pionero en el uso de diapositivas y es gracias al descubrimiento de varios insectos en diversas cuevas de Mallorca, el fundador de una nueva disciplina científica conocida como la bioespeleología.

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